La adolescencia es una etapa crítica de transición que se presta a dificultades importantes y problemas característicos. Los conflictos se acrecientan, se tiende a cuestionar todo sistemáticamente y la disputa por obtener una mayor independencia/autonomía cobra un papel principal en estos momentos. La necesidad de aprobación social e identificación grupal surge con fuerza desplazando la anterior conformidad que descansaba en la vida familiar. La autoestima, aún en fase de construcción, sufre cambios bruscos y la necesidad de encontrarse a uno mismo lleva a reinventarse en un proceso continuo de autoconocimiento. El papel de los padres en esta etapa es también un factor clave que puede jugar un papel protector (previniendo la aparición del trastorno), recuperador (en los casos en los que el problema ya esté instaurado) o por otro lado contribuir a empeorar la situación (a pesar de los angustiosos esfuerzos por evitarlo).Copyright ©
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Inés González Carballo. Todos los derechos reservados.
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