Entrevista a Inés González Carballo, Psicóloga Clínica, para Radio Televisión Castilla y León (RTVCyL) en el programa 'Vamos a Ver', magazine de tarde en directo.
Inés González Carballo, Directora del Gabinete de Psicología I.G.C., analiza diferentes problemas de pareja para poder solucionar los conflictos y fortalecer la relación.
1. Datos impactantes
Septiembre es el mes del año en el que más rupturas de pareja se producen: una de cada tres. Otro momento del año en el que también se eleva el porcentaje de separaciones es el mes de enero, tras la Navidad. Siendo la edad crítica de rupturas (tanto separación como divorcio) la comprendida entre los 40 y 49 años tanto para hombres como para mujeres, sin embargo se aprecia cada vez más una tendencia en parejas más jóvenes.
Una noticia mala y una buena:
• España ocupa el quinto puesto en rupturas de pareja a nivel mundial con un 61% de rupturas de pareja. Los primeros puestos de la lista también están ocupados por países europeos (Bélgica, Portugal, etc.).
• Castilla y León (junto con Casilla- La Mancha y Extremadura) es una de las comunidades autónomas donde menos rupturas se producen y donde los matrimonios son más duraderos. Los territorios donde se producen más rupturas son, en términos absolutos, Ceuta,Cataluña y Canarias
2. ¿Cómo ha afectado la crisis a los matrimonios?
Las relaciones de pareja que estaban fuertes se han visto reforzadas ya que la adversidad une. Sin embargo, muchas de las relaciones que atravesaban por un momento ya delicado antes de la crisis se han visto resentidas y han tocado fondo. Estas últimas parejas, debido a las dificultades económicas por las que atravesaban decidieron no separarse y, por eso, la recuperación de la crisis nos está trayendo, ahora sí, un aumento en número de divorcios que se habían pospuesto por motivos financieros.
Sin embargo, aunque el número de divorcios (parejas que estaban casadas previamente) ha aumentado tras la salida de la crisis, lo que ha incrementado todavía más es la tasa de separación (parejas que no se habían casado).¿Por qué? El motivo es doble: primero: se casa menos gente que antes pero la gente que se casa es más selectiva y parece que elige mejor. Segundo: la crisis ha favorecido que aumente el número de parejas que conviven sin casarse debido a la dificultad económica para costear la boda.
El dinero es un elemento generador de conflictos en muchas parejas, ya sea por temas de herencias (muy común), por dependencia económica de la pareja o simplemente por discrepancias a la hora de administrar los gastos. En todas estas situaciones afloran los reproches y se proyecta en la pareja conflictos internos que son propios. Con el tema económico se generan muchas “luchas de poder” en la pareja, especialmente cuando las dos personas tienen un carácter dominante y hay un choque de egos por tener siempre la razón y no dar el brazo a torcer.
3. ¿Por qué discutimos? ¿Qué situaciones nos llevan al conflicto en pareja?
El efecto “septiembre roto”: si las relaciones de pareja son buenas, al final del verano son mejores, pero, si son malas, las vacaciones pasan factura a muchas de ellas, que acaban en separaciones en el otoño. Esto sucede porque algunas parejas achacan sus problemas a la falta de tiempo, al estrés y al exceso de trabajo, y por lo tanto creen que al llegar el verano todo eso va a cambiar fruto de mayor tiempo para ellos en vacaciones pero no ocurre así. Se dan cuenta que sus problemas son más profundos y pasado el verano produce desilusión y decepción.
Los motivos que son habituales escuchar en consulta y lo que subyace realmente: En consulta resulta habitual escuchar que las parejas discuten por tareas domésticas, el cuidado de los niños, la familia política o por pequeñas situaciones cotidianas. Sin embargo, detrás de todos esos motivos, lo que subyace siempre es algo más profundo: desconfianza, resentimiento, no sentirse priorizado ni valorado, falta de comunicación o de cariño, etc. De hecho, el principal motivo son las rencillas no resueltas o no perdonadas del pasado (aquellas que, a pesar de haberse hablado e incluso verbalizado en “perdón” siguen haciendo daño). Al no haber logrado superar el dolor emocional se busca cualquier excusa para discutir.
Relaciones sin esfuerzo: La cultura del individualismo en la que estamos sumergidos promueve un tipo de relación fácil en la que todo venga rodado y no haya que vencer ningún obstáculo para su continuidad. Se vende esa imagen de inmediatez, facilidad y perfección, lo que conlleva frustración en muchas parejas al ver que ese ideal inculcado no encaja con su propia relación de pareja. Solución por la que optan: la ruptura en vez del esfuerzo. La pena es que hay muchas relaciones que se sí se podrían salvar si la pareja entendiera que 1. Ninguna relación es sencilla ni perfecta y 2. Si de verdad hay amor, con esfuerzo se supera cualquier dificultad juntos.
4. Factores predictores de ruptura
Hay una delgada línea que separa la discusión del ataque personal (la pelea). Discutir no es malo siempre y cuando el objetivo sea expresar opiniones y llegar a un acuerdo. Sin embargo, la pelea se convierte en un intercambio de golpes verbales con el objetivo de ganar al otro aunque para ello sea necesario traer historias del pasado. La discusión cuestiona la opinión o la acción mientras que la pelea cuestiona a la persona.
Tirar un mito por tierra: al contrario de lo que mucha gente piensa, un elevado número de discusiones no tiene por qué terminar en ruptura. Hay una regla estadística que consiste en sopesar los momentos malos con momentos buenos. Si por cada momento malo en pareja tenemos 5 buenos, la relación saldrá adelante. Y al revés, si discutimos solo una vez al año pero no hay momentos buenos esa discusión va a ser capaz de poner fin a la relación.
Las cuatro claves que determinan la continuidad o no de la relación de pareja:
• Crítica destructiva. La crítica que se expresa en segunda persona, descalifica y generaliza. Por ejemplo, no es lo mismo decir “oye, has dejado sin recoger las tazas del desayuno” a decir “es que no haces nada, eres una vago/a”.
• Actitud defensiva. Cuando no se acepta lo que dice la otra persona y se responde contraatacando. Por ejemplo, ¿por qué no has recogido las tazas del desayuno?” “Porque tú tampoco las recogiste ayer”.
• Desprecio. Es una falta de respeto ya sea con insultos o con comentarios que infravaloran a la pareja. “¿Tengo que repetirte que recojas las tazas porque eres cortito y no entiendes?”.
• Conducta evitativa Dar muestras de indiferencia hacia la otra persona. Por ejemplo, ante el comentario de recoger las tazas, girarse y seguir haciendo otra cosa sin responder ni mirar a los ojos.
5. Pautas para mejorar la relación y fortalecer la pareja
• Marcar un objetivo claro en las discusiones. Cuando se comienza a discutir se sabe por dónde se empieza pero no por donde se acaba. Esto hace que puedan echarse en cara temas del pasado sin resolver y que magnifiquen la discusión presente. Mantener el cauce del río, no desviarnos por sus afluentes.
• Pactar. Cuando alguien gana una discusión no ha ganado la pareja, para que gane la relación hay que pactar y ceder ambos, siempre. Eso se consigue buscando una meta común, supra-ordenada. Si uno está empeñado en que esto es una manzana y otro afirma rotundamente que es una pera, habrá que acordar en que es una fruta.
• Aprender a pedir perdón y reconocer los propios errores. Cuesta tanto porque nos hace sentir débiles, pero no es así, la debilidad real es la de la persona que no reconoce ni sabe rectificar a tiempo por orgullo.
• Cultivar momentos que sumen y unan en pareja pero también tiempo para uno mismo. Es importante dedicar tiempo a la pareja (siguiendo la regla de 5 momentos buenos por cada momento malo) pero también, y al contrario de lo que se piensa, si se quiere estar bien en pareja resulta necesario tener tiempo de manera individual. No es bueno hacer todo juntos, a la larga pasa factura, desgasta la relación y genera dependencia.
• Hablar de sentimientos y generar intimidad emocional. Las parejas que mejor calidad de relación tienen son las que más se abren al otro emocionalmente y comparten tanto sus fortalezas como sus debilidades.
• Mostrar cariño físico. Los besos, caricias y abrazos ayudan a nuestro cerebro a sentirnos más unidos a esa persona, es importante cultivar esto cada día y no dejarlo para excepciones. Las hormonas y neurotransmisores que se generan a nivel bioquímico nos hacen sentir más unidos y enamorados de la pareja ante manifestaciones de cariño físico.
• Tener un proyecto de futuro en común. No importa la edad de la pareja, no es propiedad exclusiva de parejas jóvenes, siempre es posible tener un proyecto de futuro juntos y, de hecho, es necesario para dar luz al camino que se recorre.