Intervención en debate-tertulia de Inés González Carballo, Psicóloga Clínica, para Radio Televisión Castilla y León (RTVCyL) en el programa 'Vamos a Ver', magazine de tarde en directo.
Inés González Carballo, Directora del Gabinete de Psicología I.G.C., analiza diferentes aspectos de la gestación subrogada.
1. PINCELADAS BÁSICAS SOBRE EL TEMA: CONOCIENDO LA GESTACIÓN SUBROGADA
¿Qué es la gestación subrogada?
La gestación subrogada o gestación por sustitución es una forma de reproducción asistida en la que, además de los futuros padres, participa una mujer que gesta el embrión. Este embrión puede ser el resultado de una inseminación artificial o de una fecundación “in vitro” y los gametos pueden proceder de uno de los progenitores y de una donación, de los dos progenitores, o de donaciones.
En definitiva, la gestación subrogada es el “acuerdo” privado subscrito entre ambas partes, por el que la madre gestante (o portadora) se compromete a llevar a cabo el embarazo con el fin de entregar el bebé a la persona o padres intencionales después de su nacimiento, independientemente de si existe intercambio económico o no, renunciando de esta forma a su filiación con dicho bebé, y pasando todas las responsabilidades a esa persona o a esos padres intencionales.
¿Qué tipos de gestación por sustitución existen?
• Subrogación tradicional o parcial. La madre subrogada es inseminada de forma artificial con el fin de gestar a un bebé usando su propio óvulo, lo que significa que será la madre biológica del bebé.
• Subrogación gestacional o plena. La madre subrogada es la que va a gestar el embarazo siendo inseminada artificialmente con un óvulo que no es suyo. Este óvulo procederá o bien de una donante o bien de los padres intencionales. En este caso la mujer solamente va a “alquilar” su útero, por lo que no será la madre biológica.
¿Quién puede necesitar la gestación subrogada?
Este método de reproducción es una vía posible ante tres tipos de situaciones:
• Problemas de infertilidad. Para a aquellas personas que tienen enfermedades o determinados problemas de salud que directamente les impiden gestar (extirpación de útero, etc.)
• Embarazo de alto riesgo. Para aquellas personas que, sin tener directamente tales enfermedades o problemas de salud que les impiden gestar, sí suponen un elevado riesgo someterse a un embarazo pudiendo peligrar tanto su propia vida como la del embrión.
• Varones solteros o parejas homosexuales. Para varones sin pareja que desean ser padres o para parejas homosexuales (bien porque desean un lazo biológico con su futuro hijo, bien porque en su país de origen no se les permite la adopción por su condición sexual)
¿Qué técnicas puede utilizar la gestación subrogada para generar el embrión?
Para alcanzar el estado de gestación en la mujer gestante o portadora se utilizan técnicas como la fecundación in vitro o la inseminación artificial. La elección de una técnica u otra depende del caso particular:
• La fecundación in vitro (FIV) es una técnica de reproducción asistida en la cual se busca la fecundación de los ovocitos por los espermatozoides. Este tipo de fecundación asistida se produce fuera del cuerpo de la madre. Cuando el ovocito ha sido fecundado (preembrión), este se transfiere al útero de la mujer.
• La inseminación artificial es una técnica de reproducción asistida en la cual se depositan espermatozoides de una manera no natural en la futura mujer gestante. Este tipo de técnica se produce dentro del cuerpo, con instrumental especializado y usando técnicas que reemplazan a la propia copulación, con el único fin de conseguir un embarazo.
Precios en gestación subrogada
La gestación subrogada es el tratamiento de reproducción asistida más caro. El precio total puede variar entre los 35.000€ y 150.000€ dependiendo del país en el que se lleve a cabo y de los requerimientos particulares de los padres de intención (“paquete de servicios” que elijan en la agencia y que les dará mayor o menor cobertura). Este coste total incluiría: el tratamiento de reproducción asistida; los gastos de agencia; los gastos legales; los gastos de asesores nacionales; la compensación económica a la gestante y los posibles imprevistos que puedan surgir.
La enorme diferencia de precio entre países depende tanto de las garantías que ofrece la práctica (tipo de agencia, tipo de país, etc.) como de diferentes variables tales como si el sistema sanitario nacional de la gestante es público o privado (en este último caso encarecería sustancialmente los costes).
¿Es acertado el término “vientre de alquiler”?
La gestación subrogada se conoce coloquialmente como “vientre de alquiler”, siendo este un término muy poco acertado. Estos son los principales motivos:
• En primer lugar, porque no necesariamente ha de haber contraprestación económica.
• En segundo lugar, porque la mujer que gesta al futuro bebé aporta mucho más que su útero (se implica tanto física como emocionalmente). Las leyes que regulan esta práctica exigen a la mujer gestante que goce de buena salud y que tenga hábitos de vida saludables.
• En tercer lugar, porque las personas, obviamente, no se alquilan. El procedimiento médico al que se somete la mujer subrogada puede tener una contraprestación económica por los trastornos ocasionados debido al embarazo (revisiones, pruebas, parto, puerperio, etc.) Ejemplos de práctica diaria muestran la discrepancia social y moral a la hora de juzgar con distinto criterio otras prácticas tales como las personas donantes de óvulos o esperma, o las personas que deciden someterse como voluntarios sanos en ensayos clínicos para multinacionales de compañías farmacéuticas. En todos los casos estas personas reciben una contraprestación económica sin sentir que es “alquilado” su cuerpo.
2. IMPACTO PARA LA GESTANTE: ¿CÓMO AFECTA A LA GESTANTE QUE EL NIÑO NO SEA PARA ELLA?
¿Hay posibilidades de que la gestante no se quiera separar del bebe tras dar a luz a este?
A pesar de que el contrato entre madre gestante y padres intencionales se firma antes de que tenga lugar el embarazo (y por tanto que la madre gestante sea conocedora de la renuncia expresa a todo derecho sobre el bebé), sufrir o sentir cierta impotencia al entregarlo es inevitable ya que, aunque hablamos de un contrato comercial, el “producto” es una vida humana y los sentimientos juegan un papel importante. En algunos casos puede desarrollarse un instinto maternal y de protección en el que la dotación económica no compense el coste emocional, de hecho, se han conocido casos de madres subrogadas que cuando se acerca el día del nacimiento, se arrepienten.
¿Qué sintomatología puede desarrollar la gestante subrogada tras el parto?
No podemos obviar que cuando se da a luz se produce un duelo por la separación del bebé, vivida como pérdida simbólica en madres naturales y como pérdida real en madres subrogadas. En cualquiera de los dos casos hay una separación biológica constatable: dejar de tener al bebé dentro de ella (siendo la culminación de este proceso el corte del cordón umbilical). En madres subrogadas, el estrés perinatal sufrido es mucho más intenso ya que aunque sea desde el plano inconsciente hay una pérdida real doble y, por tanto, un duelo. La intensidad de dicho estrés perinatal está asociada con problemas emocionales a largo plazo (patologías que dan la cara años después con sintomatología depresiva, sentimientos de vacío, trastornos psicosomáticos o culpa crónica). Si la depresión post-parto en madres naturales alcanza el 22% de prevalencia, en gestantes subrogadas las cifras se triplican. Esto es así porque durante el embarazo el cuerpo se prepara a nivel hormonal para ser madre, proceso que no termina al dar a luz sino que continúa tras él. Al separarse del bebé, la gestante subrogada interrumpe repentinamente la preparación de su cuerpo alterando en él bruscamente los niveles hormonales segregados hasta el momento, lo que conlleva una desregulación anímica intensa que puede desembocar con mayor facilidad en una depresión post-parto. Esto no quiere decir que ocurra en todas las gestantes subrogadas pero sí hay que tener en cuenta que su predisposición contextual es, con diferencia, más elevada.
¿Facilita la presencia posterior de la gestante tras el parto o no?
La presencia posterior de la gestante tras el parto puede dificultar el duelo de la renuncia cuando se trata de casos altruistas en los que no hay contrato ni compensación económica (normalmente llevados a cabo en relaciones de parentesco de hasta segundo grado), sin embargo, cuando se trata de un acuerdo netamente comercial o lucrativo, el bebé suele ser alejado de la madre, a quien nunca conocerá, y es más fácil para la gestante no verse marcada por ello. Se recomienda la no relación expresa mujer gestante–bebé para evitar cronificar el duelo y desdibujar límites.
¿Influye el marco legal en el impacto de la gestante?
Influye de manera contundente. El marco legal dota de unas bases mínimas de seguridad tanto a la hora de filtrar y seleccionar madres gestantes con un perfil adecuado como en no incurrir en prácticas de explotación y obligatoriedad sin deseo expreso de llevar a cabo la subrogación, por lo tanto, aquí hablaríamos de mujeres que no estando psíquicamente preparadas para ello sí se ven forzadas a hacerlo teniendo como principales consecuencias la mayor probabilidad de actitudes negligentes durante el embarazo o el desarrollo de un posible instinto maternal no anticipado (entre otras). La ilegalidad o la alegalidad perjudican, sin duda, el impacto sobre la gestante subrogada.
En los países que más garantías ofrecen sucede que desde las agencias de subrogación que tramitan el contrato y el proceso en sí, se aseguran que la mujer esté preparada para actuar únicamente como gestante por voluntad propia y sin presión social alguna. Además, se les informa bien de que el embarazo en sí puede suponer ciertos riesgos en la salud e incluso en su propia fertilidad, de ahí que las agencias intenten que la madre gestante ya haya sido madre anteriormente, para evitar futuros daños. De acuerdo a las recomendaciones de la Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embriología (ESHRE) y la Sociedad Americana de Medicina Reproductiva (ASRM) hay recomendación expresa de que la portadora-gestante no sea primeriza, porque cuando no tiene hijos propios es más fácil crear lazos con el bebé que deberá entregar a sus padres,también es recomendación expresa que su entorno apoye la decisión. Asimismo se recomienda una edad comprendida entre los 21 y 45 años y que sus embarazos previos hayan sido a término (no prematuros) y sin complicaciones. La mujer no debería haber pasado por más de 5 partos naturales o más de tres por cesárea.
3. IMPACTO PARA LA MADRE INTENCIONAL: ¿DOLOR POR NO PODER SER MADRE Y RECURRIR A ESTE MÉTODO?
Muchas parejas, aproximadamente unas mil cada año en España y cientos de miles en todo el mundo, recurren a esta práctica con el único deseo de ver cumplido su sueño: ser padres. El tremendo dolor que llevan soportando años fruto de las numerosas experiencias de abortos consecutivos les lleva a aceptar, no sin dolor, su incapacidad para concebir. Ese sufrimiento ve una luz en la maternidad subrogada ya que para ellos no es una elección sino una necesidad (y única opción). Esto les lleva a destinar grandes esfuerzos tanto emocionales como económicos para hacer posible la llegada de su hijo al mundo. Más aún cuando saben que ese bebé portará sus propios genes a pesar de ser gestado en otra mujer.
Lo más duro para las parejas intencionales es tomar la decisión de dar el paso, no solo por las barreras legales e impedimentos jurídicos que tanto lo dificultan sino porque ellos mismos se ven en una situación que no hubieran deseado para ser padres pero que en ese momento se les plantea como la única vía posible. Hacer entender a la familia su decisión y lidiar con la presión de un entorno generalmente reticente no facilita las cosas pero, ante todo, debe prevalecer su deseo y no el de otros. Una vez tomada esa decisión, la pareja se suele implicar con la madre subrogada, no hay un fin puramente egoísta sino que realmente se genera un vínculo por ser la persona que está gestando a su hijo. No obstante tampoco son unos meses fáciles ya que depositan en manos de otra persona (una desconocida al fin y al cabo) lo más importante para ellos. La espera tiene lugar desde la impaciencia y, en algunos casos, desde la inquietud de si la gestante retrocederá en su decisión, algo que no tiene cabida en países donde sí está regulado y se prohíbe expresamente por contrato.
Tanto los años previos como la toma de decisión y la espera del embarazo son fuente de un importante estrés. No hay que olvidar que las experiencias anteriores de fracaso predisponen, en algunos casos, a un estado de indefensión aprendida ante la impotencia repetida de querer y no poder y que, sin evitarlo, pueden trasladar su experiencia pasada en temores presentes. Pasan por sentimientos de culpa, de tristeza, de angustia, envidia, etc. (“no sirvo como mujer porque no puedo tener hijos”, “mi pareja no se merece pasar por esto” o “me duele que mi entorno me vea inmoral por recurrir a ello”, etc.) hasta en algunos casos se llega a hablar de “trauma” cuando la ilusión por tener hijos era muy fuerte y descubren la imposibilidad de concebirlos por ellos mismos. En muchas ocasiones estos padres necesitan apoyo psicológico para afrontar algo que no esperaban que fuera a pasarles nunca.
La llegada de su hijo al mundo calma y restituye el dolor vivido pero es necesario en muchos casos trabajar con ellos en consulta para cicatrizar esas heridas y que su marca sea lo menos profunda posible. Es decir, en muchos casos, la llegada del hijo, aunque les da felicidad, no supone la superación del “trauma” vivido.
4. IMPACTO PARA EL FUTURO NIÑO: ¿QUÉ EXPERIMENTA AL ENTERARSE DE CÓMO FUE SU GESTACIÓN?
Los pocos estudios llevados al respecto (no podemos olvidar que aunque esta práctica data de mediados de los 70 es realmente en la década de los 80 cuando empieza a emerger y no es hasta ya entrado el siglo XXI cuando se realizan estudios transversales y longitudinales para valorar el impacto) indican que el desarrollo de los niños nacidos de madres subrogadas es absolutamente normal, tanto en el plano madurativo como en el plano emocional. De hecho, podríamos hablar incluso de un factor protector pues los padres que han recurrido a esta práctica no han llegado aquí sin plantearse previamente muchos dilemas y, por supuesto, haber intentado otros procedimientos anteriores sin éxito, lo cual una cosa viene a ser clara: su verdadero deseo de tener a su hijo, lo que les lleva a que el niño sea muy querido, deseado y esperado.
Vivimos en una sociedad cada vez más plural en la que empiezan a ser más las excepciones que las normas en los modelos familiares imperantes. Ser madre/padre ahora no es lo mismo que serlo hace 30 años ni, por supuesto, que hace 100 años. Lógicamente, los padres tienen el deber de explicarle a su hijo, a su debido tiempo, cómo fue su proceso de gestación y, en todo caso, de adecuar esta información a su edad. Lo cual hace no solo que se normalice su significado sino que el niño lo vaya integrando sin que suponga un impacto mayor.
Hasta aquí todo parece fácil, sin embargo, no podemos desechar la realidad del vínculo prenatal que, en este caso, se desarrollaría con la mujer gestante y no con la madre intencional. Este vínculo no funciona por medios puramente mecánicos, para que se produzca es preciso que la madre dé amor al bebé y que ella misma empiece a comprender sus propios sentimientos y a despertar su escucha. La creación de un vínculo afectivo prenatal genera seguridad al bebé a la vez que es una fuente de placer para ambos. No hay que olvidar que, en términos de vínculo prenatal, la madre es con quien genera ese primer vínculo dentro del útero y no quien le espera fuera.
Al margen de la gestación subrogada, durante el proceso de maternidad natural, resulta importante distinguir y diferenciar el vínculo intrauterino con la madre (durante el embarazo) del vínculo extrauterino con ella (el que acompaña toda la vida). La creación del vínculo intrauterino facilita y favorece tanto el vínculo extrauterino como la formación de un tipo de apego estable en etapas futuras de su desarrollo. Ambos vínculos forman parte del mismo proceso, ya que lo que sucede después del nacimiento depende, en parte, de lo que ocurrió antes de éste (la prehistoria del vínculo). Por lo tanto, esas primeras experiencias vividas condicionan el curso posterior de nuestra vida. La influencia que recibe el bebé dentro del útero es directa e intensa a través de la madre, siendo los acontecimientos que esta vive una importante influencia para él, por ese motivo las emociones maternas se graban profundamente en su psique y su huella sigue siendo tan duradera a lo largo de su vida.
El vínculo prenatal se produce tanto a nivel celular (biológico) como a nivel afectivo (apego emocional). Ambos desarrollan un nexo que tiene una fuerte base desde las primeras semanas de la gestación. Este diálogo molecular-emocional se conoce como “tolerancia inmunológica” pues la madre reconoce al hijo que gesta como alguien distinto de ella, pero sin señal de ser un peligro para sí misma (de ahí que la gestación sea la simbiosis de dos vidas).
La madre no solo proporciona alimento a su bebé, sino que su organismo le 'alimenta' también con numerosas informaciones. La placenta transmite al niño hormonas y sustancias que provocan sensaciones. De esta forma, si está estresada, aumentan los niveles de cortisol en el feto (demostrado mediante el análisis de la sangre del cordón umbilical), o si ella se siente feliz el bebé también se sentirá así (las endorfinas y determinadas hormonas que regulan estados placenteros se transfieren al bebé influyendo y haciendo sentir en él), por lo tanto, es necesario admitir que el feto percibe el estado mental de su madre y siente sus emociones.
Por lo tanto, y volviendo de nuevo a la gestación subrogada, la influencia de ese primer vínculo prenatal es innegable ya que la primera vinculación afectiva del bebé es con la mujer gestante y no con su madre, con las consecuencias que eso supone a nivel de ruptura de vínculo, sin embargo, también es indiscutible establecer que, aunque el vínculo intrauterino condiciona el desarrollo emocional futuro también es cierto que no le determina, de ahí que la ausencia de este se pueda llegar a sobre-compensar posteriormente con su historia afectiva, personalidad de los padres y cariño recibido. Cada caso es un referente único en el que se conjugan múltiples aspectos. Generalizar sería mentir, por eso, aunque hablamos desde un prisma amplio, damos cabida a la idiosincrasia particular de la familia.
5. ¿ES UNA BUENA SOLUCIÓN PARA QUIENES NO PUEDEN TENER HIJOS? ¿ADOPCIÓN O MATERNIDAD SUBROGADA?
Cerca de unos dos millones de españoles quieren tener hijos y no pueden o no lo logran de manera natural, siendo cada vez es más difícil tener un hijo. El estrés diario, la presión laboral, los hábitos insanos el (sedentarismo, tabaco, alcohol, comida rápida, falta de sueño, etc.) no ayudan en absoluto. Por otro lado, la crisis ha fomentado que 7 de cada 10 parejas hayan retrasado el momento de ser padres siendo tan elevada la edad a la que se busca el primer hijo que se ha convertido esta en la principal causa de la infertilidad. Tras intentar sin éxito ser padres de manera natural, las parejas acuden en primer lugar a consultas de la seguridad social (con la consecuente sobresaturación de la sanidad pública) y, en segundo lugar, a clínicas privadas donde sí les dan una solución a medida.
Ante la disyuntiva de muchas parejas de no poder tener hijos, la primera alternativa planteada siempre suele ser la de iniciar un proceso de adopción. Sin embargo, esta aparente solución puede no ser tan viable como se piensa en muchos de los casos. La adopción es la solución para proteger a menores que no tienen una familia que les aporte educación, estabilidad y sobre todo amor, siendo muchos los padres que desean darles un hogar por no poder ellos mismos concebir hijos propios. Pero, en otros casos, o bien la adopción no es tan fácil como parecía (tiempos muy largos de hasta 7 años y restricciones a parejas homosexuales o familias monoparentales) o bien los padres desean tener hijos a partir de su propia genética. De ahí también que, muchas veces, la diferencia entre tener un hijo o adoptarlo radica en el propio fin (tenerle vs. perpetuar su descendencia). No obstante, más que debatir sobre si es o no buena opción, cuando somos conscientes de las alternativas en las que nos movemos, solo se puede decir que, en muchos casos, la gestación subrogada es la única opción.
Sin embargo, aunque sí se contempla como opción, los límites legales en España son muy claros: la gestación subrogada es nula de pleno derecho y su acuerdo contractual alegal, pero esto no impide que la actual demanda continúe creciendo. En el último año en España han llegado más niños de subrogación que niños por adopción internacional, unos 10.000 (estimación aproximada), siendo Estados Unidos el país más elegido por los españoles para realizar el proceso debido a la elevada seguridad y garantía que aporta. Se trata de una realidad emergente que busca fuera las soluciones que no se ofrecen desde dentro. Algo llamativo si tenemos en cuenta el marco legal en el que nos situamos, por lo tanto hablamos no de un capricho sino de una necesidad. Una necesidad emocional que la propia adopción no puede cubrir ya que esta no se trata ni de un proceso fácil, ni accesible (ni en muchas ocasiones permitido a todo tipo de familias como las monoparentales, heterosexuales u homosexuales). Sin duda, merece la pena reflexionar sobre esta realidad emergente y buscar soluciones en vez de tapar el problema.
6. SITUACIÓN EN ESPAÑA Y EN OTROS PAÍSES
Como acabamos de mencionar, en nuestro país la gestación subrogada es alegal (contrato de gestación por sustitución nulo de pleno derecho) El artículo 10 de la Ley 14/2006, de 26 de mayo, sobre Técnicas de Reproducción Humana Asistida establece que el contrato por el que se convenga la gestación, con o sin precio, a cargo de una mujer que renuncia a la filiación materna a favor del contratante o tercero es nulo de pleno derecho. Sin embargo, la Instrucción de 5 de octubre de 2010 de la Dirección General de los Registros y el Notariado ha dejado sin contenido efectivo la prohibición de la gestación subrogada al contemplar la inscripción en el Registro Civil de niños frutos de esta técnica siempre que el procedimiento se haya llevado a cabo en un país en el que dicha técnica esté regulada, que uno de los padres sea español y que exista una resolución judicial que garantice, entre otros aspectos, los derechos de la mujer gestante. En la anotación que se haga en nuestros registros no figurará el nombre de esta mujer. Esto crea una importante discriminación entre aquellos españoles que se pueden costear el tratamiento fuera de nuestras fronteras y los que no pueden hacerlo.
Existe en muchos países el concepto legal de que la mujer que da a luz un niño es su madre legal, y los contratos de gestación son nulos de pleno derecho (ej. España, Francia, Holanda), aunque algunos (ej. Canadá, Portugal) prohíben la forma comercial pero admiten la "altruista", y otros permiten ambas (Bélgica, Ucrania, estado de California en EEUU). Por si el panorama no pudiera ser menos claro, en otros países se dan situaciones híbridas como el caso de Reino Unido (donde se permite la transferencia de paternidad después del nacimiento pero no la subrogación), India (permitida la subrogación solo de ámbito nacional y exclusión de parejas homosexuales) o Grecia (con demostración expresa de infertilidad y ausencia de vínculo genético con la gestante)
7. CONCLUSIONES
En 5 años se han multiplicado las agencias de gestación subrogada, “casual” correlación con noticias, entrevistas y comunicados públicos de personajes famosos donde reconocen haber recurrido a esta práctica defendiendo su técnica y abanderándose de la felicidad que tener a sus hijos les ha dado. Estas noticias han supuesto un incremento exponencial de la demanda de gestación subrogada ya que, aunque antes también se quería, sin embargo acudir a ella asustaba. El hecho de que “famosos” lo muestren abiertamente y hablen de forma pública de ello tiene, sin duda, un efecto motivador para la población que se encontraba en una situación similar a la suya (Jaime Cantizano, Miguel Bosé, Carmen Cervera, Ricky Martin,Cristiano Ronaldo, Sofía Vergara, Nicole Kidman y Elton John son algunos ejemplos de casos conocidos). Por otro lado, en los últimos años los precios se han abaratado sustancialmente y, aunque sigue siendo algo ciertamente privativo, el tener un coste algo inferior ha supuesto también un aumento de la demanda.
La gestación subrogada es un tema de profundas implicaciones morales y, por supuesto, psíquicas, por lo tanto no se entiende desde un prisma reduccionista, es decir, necesitamos contemplar la triple perspectiva (mujer gestante, padres intencionales y bebé) para valorar cuidadosamente tanto la parte positiva de esta técnica como las profundas contraindicaciones de llevarla a cabo cuando su praxis no es la correcta. En definitiva, un tema de tal magnitud no es susceptible de que se pueda decir a la ligera “a favor” o “en contra”, sino de profundizar e individualizar para poder comprender y apoyar (o no apoyar).
El vacío legal del método perjudica seriamente e impide promover no solo la legalización, sino lo que es más importante, la regularización. Frente a las críticas que atacan la retribución monetaria, la respuesta posible es el sistema altruista de compensación económica; frente a las críticas feministas que acusan de cosificar a la mujer, la respuesta es la libre autodeterminación del cuerpo; frente a las críticas que lo asocian con la degeneración de una ideológica neoliberal, la respuesta es la capacidad del individuo para defender su libertad de pensamiento sin tener que acoger sus razones a una ideología política o social, trascender del encuadre para valorar la necesidad individual. La gestación subrogada no es algo de derechas ni de izquierdas, es una técnica de reproducción asistida que, cuando se combinan de manera adecuada los tres vértices que la conforman y dicha tríada resulta favorecida individualmente y en conjunto, resultando por lo tanto libre de impedimento como técnica de fecundación.