Entrevista a Inés González Carballo, Psicóloga Clínica, para Radio Televisión Castilla y León (RTVCyL) en el programa 'Castilla y León a examen', magazine de tarde.
Inés González Carballo, Directora del Gabinete de Psicología I.G.C., analiza a los jóvenes de Castilla y León.
¿Qué perfil cumplen los jóvenes de hoy en día?¿Cuáles son los aspectos fundamentales que les caracterizan?
La adolescencia es de por sí una etapa de crisis personal. Las crisis evolutivas, al contrario de lo que pueda parecer no tienen por qué ser malas pues implican momentos naturales de cambio, maduración y evolución con el fin de desligarse de parte del pasado e incorporar algo nuevo. Sin embargo, también es un momento de fragilidad pues los padres inevitablemente dejan de ser los valores de referencia (de hecho, deben facilitar el proceso de dejar de serlo) pero los jóvenes no disponen aún de modelos relevo, por lo que el tránsito lógico que viven es el de experimentar y buscar para poderse encontrar y definir.
Hay una renuncia de lo que se quiere frente a lo que se debe. Esta renuncia está mal entendida por los adultos y, por lo tanto, mal trasmitida a sus hijos teniendo importantes consecuencias, entre otras, que los jóvenes elijan aquella carrera que les asegura un mejor futuro socio-económico (según el imaginario social) en vez de la que responda a sus verdaderas y profundas motivaciones. El conjunto de renuncias emocionales durante esta importante etapa contribuye a un pobre desarrollo personal, a un fuerte vacío de ideales y, en definitiva, a una pérdida de su propia subjetividad.
Los adolescentes de la sociedad actual tienen la suerte, y a la vez desgracia, de tener una vida muy cómoda y llena de facilidades. La suerte viene de la cantidad de opciones y posibilidades a bajo esfuerzo mientras que la desgracia viene, precisamente, de ese bajo esfuerzo que les hace no valorar el privilegio de su situación socio-económica. Todo esto conlleva que se alargue la adolescencia más allá de la edad cronológica en la que queda encuadrada pues, al no poder madurar, se cristaliza un rol infantilizado que le convierte en un continuo niño-adolescente, pudiendo prolongarse esta etapa hasta la década de los treinta e incluso cuarenta. El estado de adolescencia también se prolonga según las proyecciones que los jóvenes reciben de los adultos en base a la sobreprotección que reciben de ellos (la sobreprotección también infantiliza e impide el normal desarrollo evolutivo de la persona al limitar sus capacidades). Cuando todo esto ocurre, los jóvenes necesitan encontrar maneras de expresar lo que sienten sin ser muchas veces conscientes precisamente de lo que están viviendo. Es un código sin palabras porque es un lenguaje del acto sobre el sentimiento. De ahí que la ropa, el peinado, las nuevas aficiones, los grupos ideológicos, etc. sean maneras de construir una identidad que supla en el exterior lo que interiormente no está bien sostenido.
- REDES SOCIALES.
Las redes sociales no son buenas ni malas en sí mismas sino que depende del uso que se haga de ellas. La realidad es que las redes han cambiado la manera de relacionarse especialmente entre la gente más joven, relegando a un segundo plano las conversaciones cara a cara a favor de la relación virtual (más fría pero a la vez más desinhibida). Otra particularidad de este cambio es cómo los límites entre amigos y conocidos se han ido debilitando hasta llegar a borrarse en muchos casos pues al compartir y difundir informaciones privadas a un gran número de personas (todos los contactos) se hace conocedores de nuestra vida a gente que, de manera directa, no se le diría debido a la escasa confianza o poca relación.
Si las redes son tan adictivas, se debe a sus efectos a corto plazo pues eliminan de manera temporal el sentimiento de tristeza y soledad, resultan ser una manera de evadirse y no pensar, sus mensajes inspiracionales enganchan y la capacidad de mostrar al mundo un yo ideal que poco tiene que ver con el yo real les deslumbra (no nos olvidemos que en la adolescencia hay un deseo de ubicarse y se ansía esa imagen de perfección) sin embargo, la realidad es que a largo plazo, el uso excesivo de las redes genera exactamente los efectos contrarios a los buscados (más tristeza, mayor soledad, más desenganche con la vida real de la persona, mayor necesidad de valoración externa, etc.).
El papel de los padres más que prohibir y limitar debe ser educar, es decir, los jóvenes que hacen un uso inadecuado de las redes sociales no llegan a ello de manera gratuita ni aleatoria sino debido a una serie de carencias previas que arrastran y que vuelcan a través de lo virtual como salida rápida de lo real. Prohibir no trata, solo parchea, la clave viene de la prevención, es decir, educar a los hijos en los valores importantes y, por supuesto, comulgar con ellos en casa (dedicarles tiempo, darles cariño, valorar su esfuerzo más que sus resultados, ayudarles a aceptar lo que no les gusta de sí mismos, fomentar una construcción sana de su identidad dándoles la capacidad de hacerlo sin imposiciones, no depender de la opinión externa, etc.). Cualquier otra medida es inadecuada.
- SOLIDARIOS Y SENSIBILIZADOS CON EL MUNDO ANIMAL
Efectivamente los jóvenes están más concienciados sobre el mundo animal, esto se debe principalmente a dos motivos:
En primer lugar la gran difusión de contenidos solidarios y de carácter emocional que son virales y se difunden a través de las anteriormente citadas redes sociales. En el pasado, la información de este tipo no era tan accesible a los jóvenes pues se ofrecía en medios de prensa o audiovisuales que no tenían al colectivo joven como objeto. La accesibilidad de contenidos junto al sesgo emocional que suscitan y la facilidad del adolescente para implicarse en causas que considera dignas inciden en la sensibilización e identidad pro-animal tan actualmente abanderada.
Por otro lado, un lado menos amable pero igual de real, y también vinculado en parte a la comunicación digital, es cómo la reiterada falta de relaciones cara a cara han terminado generando verdaderas dificultades de socialización entre los jóvenes así como problemas de identidad y de habilidades sociales que se suplen (se intentan suplir inconscientemente) con el contacto y amor hacia los animales o mascotas personales. El porqué de esta desviación viene de la necesidad innata e inherente de la persona a querer y sentirse querida, cuando esto no se obtiene desde los iguales bien porque no se tiene, bien porque se teme, hay un refugio emocional en los animales con el fin de expresar el lado más personal de uno mismo pero sin el riesgo asociado a la traición, abandono o soledad que sí correría en la relación con otros jóvenes.
- DEPORTE
El deporte en los jóvenes cumple un papel fundamental en su desarrollo con un efecto positivo desde diferentes aristas:
- Potencia la socialización, ya que los adolescentes predominantemente tienden a practicar deportes de equipo (fútbol, baloncesto, hockey o rugby mayoritariamente en los chicos y balonmano, voleibol, patinaje o clases guiadas de baile mayoritariamente en las chicas). Esto fomenta las relaciones con compañeros, el poder crear nuevos grupos de amigos, el encontrar un espacio de distensión con los iguales al margen de las responsabilidades y el hecho de poner en primer plano valores como la tolerancia, respeto, esfuerzo, saber ganar y perder, compañerismo, etc. tan necesarios en la vida adulta.
- Incrementa la capacidad intelectual ya que realizar ejercicio físico aumenta el flujo de sangre en el cuerpo, lo que hace que el cerebro envíe mensajes más rápido y mejore el rendimiento. En una época en la que la mayoría de los jóvenes se encuentran en un proceso formativo, incidir sobre el potencial de su rendimiento académico es muy positivo.
- Ayuda a construir un auto-concepto sano. El hecho de incorporar ejercicio físico en la vida del adolescente crea en él un pilar sano para su desarrollo personal (recordemos que tan importante es cultivar la mente como cultivar el cuerpo), aumenta la conciencia de conductas saludables (un hábito sano lleva a más hábitos sanos), fomenta una relación positiva con su cuerpo (los jóvenes que practican deporte se sienten menos a disgusto con su físico independientemente de cómo sea este) y contribuye a generar una mejor autoestima (sentimientos más positivos sobre uno mismo).
- Factor protector frente a la ansiedad y la depresión. Cuando se practica ejercicio de manera regular se reducen los síntomas ansiosos y depresivos debidos, en parte, a la liberación de endorfinas que provoca el entrenamiento aeróbico. Por otro lado, estas mismas endorfinas también ayudan tener niveles más bajos de ansiedad y, en definitiva a estar más tranquilos, lo que se traduce a nivel práctico en menos inquietud, menos picos de ansiedad y mayor facilidad para conciliar el sueño y tener un buen descanso nocturno. El ejercicio también libera el neurotransmisor serotonina (implicado en los estados de ánimo positivos), que aun siendo importante a todas las edades, resulta fundamental en la adolescencia, pues las alteraciones emocionales son mayores en esta etapa y ayuda a regular de una mejor manera el equilibrio emocional.
- SALIR Y CONSUMO DE ALCOHOL:
La adolescencia es una etapa en la que los jóvenes tratan de definirse y buscar su rol dentro de la sociedad, eso les convierte en personas más vulnerables ante el consumo de diferentes sustancias como el alcohol, (tan vinculado al ocio recreativo y a la socialización). De ahí que resulte especialmente importante la comprensión delos siguientes aspectos:
-Conocer lo que los propios jóvenes piensan sobre el uso instrumental del alcohol, es decir, lo positivo que ven de consumir dicha sustancia pues no hay que olvidar que, en esa época, el lado peligroso o insano de las cosas no suele cobrar un papel importante ni de carácter disuasorio. Por lo tanto, en función de las atribuciones positivas que hagan del alcohol, así va a ir encaminado su uso. Algunas de las atribuciones que ellos mismos verbalizan son: pensar que esta sustancia les hace más simpáticos, alegres y extrovertidos, vencer su timidez, perder la vergüenza y el miedo al ridículo, sensación de fortaleza y de invulnerabilidad, ligar más y relacionarse mejor con el otro sexo y evadirse de situaciones problemáticas (aunque esta última no de manera consciente en la que lo puedan buscar los adultos). En general son atribuciones relacionadas con la popularidad y el atractivo social-sexual.
- La permisividad del entorno y la normalización de su consumo, hacen del alcohol una sustancia a la que no se teme y a la que se valora de manera únicamente positiva en la adolescencia/juventud. El comportamiento de los padres frente a su propio consumo es un factor importante ante la visión que desarrollen sus hijos. Las bases de la realidad del adolescente siempre comienzan en la propia casa.
Cuando los adolescentes se relacionan en grupos cuya dinámica interna está vinculada al consumo de alcohol es muy probable que ellos mismos acaben bebiendo en exceso. El fenómeno “botellón”, por ejemplo, radica en la necesidad de socialización e identificación con iguales, permitiendo establecer un ritual de vinculación, implicación y comunicación a través de códigos de lenguajes ya sean estos verbales o pre-verbales. Se trata de algo más complejo de lo que pueda parecer a simple vista ya que en su práctica confluyen diferentes efectos, entre otros la famosa “ignorancia pluralista” que no es otra cosa que el hecho de respaldar grupalmente un acto o tendencia (en este caso, el botellón) cuando individualmente nadie considera que sea bueno o ni siquiera quisiera hacerlo.
Por otro lado, no podemos olvidar que en la adolescencia/juventud hay una continua búsqueda de experiencias y sensaciones nuevas. Todo lo nuevo que haga sentir y experimentar atrae a esta población y, el alcohol, tiene todos los ingredientes para ser utilizado con ese fin. Ahora bien, aunque el hecho de probarlo o consumirlo moderadamente puede llegar a considerarse normal o ajustado a esa etapa vital, el pasar a consumir cantidades importantes o con usos diferentes entra dentro de la patología y se dan otra serie de factores como una posible tendencia a la negación de la realidad, la no aceptación de su vida, a la necesidad de desvincularse y no responsabilizarse de sus problemas, etc.
Por último, la sociedad actual se caracteriza por la inmediatez, hay mucha conciencia de presente y poca de futuro, se exigen soluciones rápidas ante las demandas cotidianas y se penalizan emociones como la tristeza pues la expresión social dominante es la de reprimir lo malo y mostrar lo bueno. En este contexto socio-cultural imperante (no explícito pero sí cargado profundamente de estos tintes) el consumo del alcohol, y más en jóvenes, es la respuesta perfecta, el imperativo tácito que soluciona todo aquí y ahora.
- LA SEXUALIDAD
Los jóvenes de hoy en día viven todo antes que los jóvenes de hace décadas. Actualmente la sociedad atraviesa profundos cambios en sus códigos morales y de valores, además la información fluye tan rápido que apenas hay que dedicar tiempo a descubrir cosas, sino que ya están ahí, se muestran antes de tiempo impidiendo ser descubiertas cuando llegue el momento adecuado para cada persona. Este es el principal problema de la sexualidad hoy en día, que por mucha información que haya y por mucha libertad social adscrita al tema, no da tiempo a que la madurez de la persona esté a la altura de sus actos. Cuando preadolescentes de 12 o 13 años se inician en la sexualidad adulta corren riesgos de no entender ni vivir de manera adecuada lo que están haciendo con su cuerpo ni pueden ver los peligros de dichas prácticas porque, lógicamente, no son acordes a su nivel madurativo. Es como si a un niño de tres años le dejamos jugar con un cuchillo… el cuchillo no es malo en sí mismo pues sirve para cortar y es útil pero en manos de un niño pequeño seguramente se va a terminar haciendo daño pues no alcanza a entender los riesgos que plantea su mal uso.
Otro factor clave es el importante aumento de divorcios y separaciones en las últimas décadas, esto provoca que se pierda el referente de “para siempre” en la pareja, lo que lleva a muchos hijos de esas familias rotas a buscar una satisfacción inmediata apelando a que el amor no es duradero y a que hay que aprovechar únicamente el momento presente. La falta de cariño y la ausente valoración de sus padres, fruto de esa desestructuración familiar, les lleva a tapar la carencia desde fuera, encontrando en el sexo un sustituto del amor en falta. Juegos tan peligrosos como el muelle lo ponen de manifiesto. El desenfreno sexual y la promiscuidad producen una deformación de los conceptos de libertad (libertinaje), dignidad y respeto que son fundamentales de cara a establecer relaciones de pareja maduras en el futuro.