Entrevista a Inés González Carballo, Psicóloga Clínica, para Radio Televisión Castilla y León (RTVCyL) en el programa 'Vamos a Ver', magazine de tarde en directo.
Inés González Carballo, Directora del Gabinete de Psicología I.G.C., analiza diferentes aspectos de la salud mental de los escolares y cómo abordar esta problemática desde las familias.
1. ¿Cómo afecta a nivel familiar?
La dinámica familiar se resiente, en muchos casos la familia entera se vuelca en los deberes de su hijo de tal forma que parece que no existe otra actividad u ocupación por las tardes en casa. Los padres, cansados tras una larga jornada de trabajo, tienen que dedicar horas a ayudar a sus hijos con la elevada carga académica (una batalla por terminar las tareas, preparar trabajos, estudiar para las pruebas, etc.), generando muchas veces un ambiente doméstico de tensiones y conflictos. Todo lo que no construye, destruye, es decir, si no se cuidan las relaciones familiares con momentos buenos, el clima va a ser cada vez de mayor tensión y distanciamiento emocional.
Es sumamente importante para la autoestima del niño y del adolescente cultivar la relación familiar. Es en la familia donde se forman los vínculos de apego, tan importantes en la edad adulta, y se desarrolla el auto-concepto de la persona así como su confianza y autonomía, por eso es fundamental que la familia tenga tiempo para jugar, desarrollar intereses comunes, conocerse y compartir un ambiente relajado. De no ser así se ponen en juego importantes carencias emocionales en el niño que darán la cara con el tiempo.
Los padres experimentan en muchas ocasiones sentimientos de culpa por no poder ayudar a sus hijos todo lo que les gustaría (ya sea por falta de conocimientos sobre la materia o por falta de tiempo). También ansiedad y poca paciencia con sus hijos, pues pretenden que aprendan todo rápidamente cuando realmente no es problema de capacidad del niño sino sobrecarga académica. Por último, si los adultos ya de por sí están estresados con su trabajo siendo en numerosos casos fuente de preocupación, el llegar a casa y no poder relajarse disfrutando de su familia les mete en el sentimiento de “no puedo más”. Muchos trastornos de ansiedad brotan (se desencadenan) porque los padres no tienen factores protectores fuera del trabajo (distensión familiar, etc.)
2. ¿Cómo afecta a nivel psicológico?
- El estrés, agobio y ansiedad infantil. Los niños dejan de ser niños y se ven obligados a convertirse en adultos de manera anticipada estando sometidos a una tensión propia de adultos. Viven en un mundo de continua exigencia y prácticamente nula diversión donde dicha diversión queda idealizada y postergada a la finalización de las actividades diarias, algo utópico ya que cuando finalizan todas las tareas su estado de agotamiento es tal que no resulta viable incorporar tiempo de ocio, más bien necesitan tiempo de cama.
- Falta de juego.El juego en la infancia es tanto un medio como un fin en sí mismo. Se trata de un facilitador del aprendizaje. Desde el punto de vista neurólogico facilita la sinaptogénesis, es decir, el desarrollo de las conexiones sinápticas entre las neuronas y la trasmisión de información entre éstas (algo íntimamente ligado con nuestra capacidad de aprendizaje). Por otro lado, el juego facilita compartir con otros, aprender a tolerar frustraciones, saber ganar y perder, canalizarla energía de forma constructiva, regular las emociones, etc.
- Se reduce la motivación intrínseca (la motivación interna) ya que un niño, sin alicientes ni incentivos al margen del colegio, se desmotiva, no rinde, disminuye su capacidad de aprendizaje y, por lo tanto, se encuentra más cerca del fracaso académico.
- Disminuyen las relacionessociales debido al número de horas que invierten realizando tareas escolares. Esto provoca que se sustituya el contacto real (que requiere más tiempo), por el contacto virtual a través de las nuevas tecnologías (instantáneo y sin salir de casa).
- Duermen menos. Hay que recordar que la población infanto-juvenil requiere más horas diarias de sueño que un adulto, sus necesidades están en torno a las 9 h diarias ya que su cerebro está en desarrollo.
- Sedentarismo e inactividad física. El hacer menos deporte no solo tiene efectos físicos (aumento de diabetes, obesidad, etc.) sino psicológicos ya que el ejercicio ayuda a bajar niveles de ansiedad, regular el estado de ánimo y tener una relación más sana con uno mismo y con su cuerpo (factor protector).
- Aumento de trastornos psicológicos. Lógicamente, con el cuadro que estamos pintado, no es difícil entender que se resienta la salud mental de los niños y adolescentes teniendo que acudir cada vez más a consulta. En torno al 20 % de la población infanto-juvenil necesita asistencia psicológica y acude a recursos de salud mental. A mí personalmente se me cae el alma a los pies cuando niños tan pequeños sufren patologías adultas.
3. ¿Cómo detectar si nuestro hijo está agobiado?
Lo más importante aquí es saber entender que tanto un niño como un adolescente no tienen la misma forma de expresar su agobio o ansiedad que un adulto. ¿Por qué es importante esto? Porque si esperamos ver en ellos sintomatología adulta (taquicardia, hiperventilación, sensación de ahogo y opresión torácica) probablemente no detectemos nunca que nuestro hijo esté agobiado. Pensemos por ejemplo en un bebé: cuando tiene hambre llora, cuando se hace pis llora, cuando tiene fiebre llora, cuando necesita cariño llora. Un niño no es un bebé pero tampoco tiene los recursos evolutivos para expresar su ansiedad como un adulto, de ahí que las principales manifestaciones de un niño o adolescente sean fundamentalmente conductuales (y no físicas y emocionales como en un adulto). Dicho esto, es muy importante saber qué síntomas concretos puede manifestar ante agobio y ansiedad para estar alerta:
• Cansancio, agotamiento
• Se irritan con facilidad, a la defensiva, rabietas, hiperactividad o problemas de conducta.
• Tristeza, lloran con facilidad, están callados o apagados y no tienen interés ni disfrutan.
• Aislamiento, dificultades en sus relaciones y sensibilidad ante la crítica, rechazo o fracaso.
• Disminuye la concentración y baja la capacidad de aprendizaje.
• Fobias escolares, pesadillas o terrores nocturnos.
• Sentimientos de desesperanza,baja autoestima, culpa e incapacidad.
• Alteración de hábitos fisiológicos: comida, sueño, ir al baño, etc.
• Somatizaciones: dolor de cabeza, estómago u otras molestias físicas constantes.
4. ¿Cómo les podemos ayudar?
Lo ideal, la solución número uno, sería contar con medidas de instituciones educativas que tomaran cartas en el asunto sobre la elevada presión escolar y concretamente en el ámbito de los deberes diarios. Pero como no nos vamos a quedar con los brazos cruzados hasta que eso ocurra, si llega a ocurrir. ¿Qué podemos hacer desde las familiar?
- Fomentar tiempo para estar en familia haciendo cosas en común de manera relajada y agradable.
- Fomentar que nuestros hijos desarrollen actividades al aire libre, y si son deportivas mejor (primero para contrarrestar el exceso de horas en casa con las tareas escolares y segundo para hacer ejercicio físico)
- Promover que queden con los amigos. Que haya más interactuaciones reales que virtuales.
- Cultivar, en la medida de lo posible, actividades que les gusten: descubrir sus talentos. Si el sistema educativo no resalta el gusto por aprender, habrá que inculcárselo con hobbies o aficiones que sí lo hagan.
- Limitar las horas de deberes. En ningún caso el exceso de deberes debería afecta al número de horas de sueño o a tener que saltarse comidas familiares para ahorrar tiempo. Son dos cosas imprescindibles.
5. Datos impactantes sobre deberes escolares
- Según la OMS, España ocupa la cuarta posición a nivel mundial en cuanto a presión escolar por los deberes (mayor tendencia a experimenta esa presión en chicas que en chicos, sobre todo en la adolescencia, aunque en ambos sexos se superan los 20 puntos porcentuales por encima de la media). Sin embargo, a pesar de ello…
- El nivel educativo español se encuentra a la cola de los países desarrollados. De entre los 28 países analizados, España ocupa el lugar número 24 (Informe PISA). Dato que debería hacer replantear seriamente que el exceso de deberes en más negativo que positivo ya que, la finalidad se estos, debería traducirse en un mayor y mejor nivel educativo y no en lo contrario.Como ejemplo inverso tenemos el caso de Finlandia liderando este ranking y siendo la clave del éxito: sus profesores, la gratuidad absoluta, la solidaridad en clase con los alumnos más retrasados, la ausencia de competitividad, el plurilingüismo y las fuertes inversiones en formación y en medios.
- España tiene uno de los porcentajes más altos de alumnos que van rezagados (cerca del 24%) y sin embargo, uno de los países con el menos porcentaje de alumnos brillantes (no llega al 4%).
- En España, de la población infanto-juvenil (de 0 a 17 años) cerca de un 20% desarrollará problemas psicológicos y de salud mental. No demonizamos al exceso de deberes con este dato pero influyen, y mucho.