Entrevista a Inés González Carballo, Psicóloga Clínica, para Radio Televisión Castilla y León (RTVCyL) en el programa 'Vamos a Ver', magazine de tarde en directo.
Inés González Carballo, Directora del Gabinete de Psicología I.G.C., analiza diferentes aspectos de la dependencia emocional.
1. ¿QUÉ ES LA DEPENDNCIA EMOCIONAL?
La dependencia emocional es un estado psicológico en el cual se distorsiona el amor y el deseo se trasforma en necesidad (“¿te quiero porque te necesito? ”o“ ¿te necesito porque te quiero?”). Las relaciones se caracterizan por ser inestables, desiguales y destructivas, donde el dependiente se somete e idealiza al otro.
La dependencia emocional no es exclusiva de la pareja, se pueden dar relaciones dependientes entre padres e hijos y también en el terreno de la amistad. La principal característica de estas relaciones es que no se establecen de igual a igual y la persona dependiente siempre está en una búsqueda compensatoria que le dé lo que siente que le falta (cariño, reconocimiento, atención, validación).
En concreto, en las relaciones de pareja, la persona dependiente se coloca en una posición de sumisión, como una herramienta (inconscientemente utilizada) para evitar el abandono. Tiende a idealizar al otro y es capaz de renunciar a sus propios deseos y necesidades a cambio de permanecer bajo el cariño (pseudo-cariño) y protección (falsa sensación de protección) de su pareja. La sobrevaloración de la pareja viene de una infravaloración propia pues la persona dependiente, al no sentirse lo suficientemente buena, consiente todo de su pareja bajo la premisa “demasiado que está conmigo”.Sin embargo, contrariamente a lo que se podría creer, quien tiene dependencia emocional tampoco ama, sino que sólo le importa evitar el abandono.
Este patrón dependiente es de recorrido crónico, lo cual quiere decir que la persona por sí misma no suele ser capaz de verlo ni de cambiarlo. Esta vinculación afectiva agrava el problema al perpetuarse relación tras relación, acudiendo a consulta, en muchas ocasiones, tras un historial de sufrimiento personal importante a sus espaldas.
2. ¿DE DÓNDE VIENE? ¿POR QUÉ SE GENERA?
La dependencia emocional no es algo con lo que se nazca pero tampoco es algo que se elija, es el resultado de diferentes carencias afectivas a lo largo de la vida, especialmente durante la infancia y/o adolescencia, sean estas bien por falta de sentimientos vinculantes positivos (ausencia de cariño, escasa valoración, poca atención del entorno, déficit del fomento de su autonomía, necesidades personales no atendidas, etc.), bien por exceso de sentimientos negativos (experiencias repetidas de rechazo, faltas de respeto, infravaloraciones, relaciones no satisfactorias, acoso, bulling, etc.), bien por vínculos ambivalentes (aunque no fueron abandonados, tampoco fueron confirmados)en cualquier caso, las carencias afectivas son protagonistas de la historia de vida de la persona con dependencia emocional y marcan el patrón del tipo de relaciones que establecen.
Un caso especial que desencadena dependencia emocional es la sobreprotección. Parece imposible que algo que se da por exceso (aparentemente exceso positivo) pueda generar a la larga un exceso negativo pero así es. Buena parte de las personas emocionalmente dependientes han recibido una educación sobreprotectora en su entorno familiar. Los excesos de atención, cuidados, miramientos y de hacer todo por él/ella, termina generando tanto una idea equivocada del amor (responsabilizando a la otra persona de nuestra felicidad) como un sentimiento de necesitar siempre al otro debido a la escasa autonomía desarrollada(impedida en muchos casos por la sobreprotección generada dentro de la familia).
Es importante recalcar que, el auto-concepto de la persona dependiente (incluida su autoestima) no está al margen de estas carencias y dicha autoestima se ha desarrollado también en base a importantes déficits que impiden una valoración positiva de uno mismo.
Por lo tanto, crecer en un entorno donde en mayor o menor medida se hayan producido estas carencias emocionales condiciona a la persona a repetir y extrapolar estas vivencias en su futuro, de una manera no consciente, de tal forma que es frecuente escuchar en consulta como personas con dependencia emocional tienen la sensación de repetir historias, sentir que nunca les dan lo que necesitan o estar atrapadas en relaciones no satisfactorias por evitar estar solas. Y, es que, conflictos pasados no resueltos son la base de relaciones presentes no armónicas.
3. ¿QUÉ TIPO DE RELACIONES EMOCIONALMENTE DEPENDIENTES SON LAS MÁS DESTRUCTIVAS?
Todas las relaciones dependientes son tóxicas, destructivas y, por supuesto, insanas. Dentro de las díadas más comunes encontramos las siguiente relaciones dependientes:
• En el ámbito familia: Conjuntamente, de padres a hijos, o a la inversa, de hijo a padres. El primer caso es frecuente en familias donde los hijos son aún no se han independizado y el segundo caso en familias donde los padres son ya mayores. También se puede dar dependencia emocional por díadas, predominando la relación “madre-hijo” y la relación “padre-hija”, es decir, sexos cruzados.
• En el ámbito pareja: Lo más frecuente es la dependencia de ella hacia él (aunque también de él hacia ella o entre ambos miembros de la pareja, llegando a establecer una relación simbiótica coodependiente).
• En el ámbito amistades: A nivel individual la dependencia es más frecuente en el género femenino (de amiga a amiga)mientras que a nivel grupal, la dependencia es mayor en el género masculino, (de amigo a grupo de amigos).
Las dependencias más evidentes y visibles son las dependencias emocionales con la pareja (las más notorias, limitantes y conscientes), sin embargo, estas dependencias provienen de situaciones anteriores donde se han fijado patrones de relación también dependientes (aunque a priori no sean fácilmente identificables), normalmente en el seno de la familia. Estos patrones dependientes suelen tener el visto bueno ya que se disfrazan de sobreprotección, cariño excesivo, cuidados “necesarios” y un chantaje emocional tan sutil que no es percibido racionalmente pero sí emocionalmente. Lógicamente estos patrones pueden darse también por todo lo contrario, (insuficiente cariño, falta de atención, críticas frecuentes, elevada exigencia) justificado en este caso por disciplina, normas y firme educación familiar. Por lo tanto, todas las relaciones de dependencia emocional son dañinas pero, aunque sean más evidentes las de pareja, las que conllevan una mayor cascada de consecuencias son las que se dan en el ámbito familiar que, por exceso o por defecto, condicionan las relaciones de pareja y de amistas futuras.
4. ¿CÓMO RECONOCER SI TENGO DEPENDENCIA EMOCIONAL?
• Baja autoestima y auto-anulación: No solo la autoestima está dañada sino que se renuncia a ser uno mismo.
• Miedo a la soledad: No conciben la vida sin alguien a su lado y no disfrutan de su espacio ni dela soledad. Esto implica que tienden a encadenar relaciones de pareja consecutivamente sin lapsos de tiempo entre medias.
• Necesidad de agradar junto con déficit de habilidades sociales: Van de la mano. Se produce tanto en su entorno cercano como con desconocidos manifestándose a través de falta de asertividad (dificultad para decir “no”, expresar la propia opinión, etc.), preocupación ante las críticas y el rechazo del resto o comprobaciones constantes para asegurarse que los demás les valoran.
• Estado de ánimo cambiante (disfórico): El estado de ánimo de la persona está sujeto a la relación dependiente que mantiene, variando en función de cómo esté la misma. Aparecen frecuentemente sentimientos de culpa y sensación de vacío que solo calma el estar con esa persona. El estado de ánimo tan dependiente es debido al hecho de ocupar un papel inferior y descompensado en la relación.
• Anteponer la relación a todo lo demás: Dedican constantemente su tiempo, esfuerzo y pensamientos a esa persona, la cual es el centro de su mundo, descuidando otros aspectos de su vida.
• Necesidad continua de acceso y deseo de exclusividad: La necesidad continua de acceso se puede traducir en urgencia por ver a la persona, saber de ella, comprobar cómo está, qué hace, etc. y el deseo de exclusividad hace alusión a que dicha exclusividad sea recíproca y ser también el centro de la vida dela otra persona siempre.
5. ¿QUE PAREJAS ELIGEN LAS PERSONAS CON DEPENDENCIA EMOCIONAL? ¿HAY UN PATRÓN?
Efectivamente, las personas con dependencia emocional tienden a escoger inconscientemente un tipo de parejas que sobre-compensan sus carencias emocionales y les reportan un sentimiento de seguridad. Por supuesto, también pueden mantener una relación de pareja con personas que no se ajustan a este perfil, sin embargo, serán relaciones de carácter transitorio, “relaciones parche”, hasta que encuentren a alguien que sí se ajuste y cubra sus necesidades emocionales deficitarias y patológicas.
Es importante señalar que la pareja de la persona dependiente no siempre tiene esas características desde un primer momento. En ocasiones ya es así pero en otras ocasiones ocurre que, el dependiente emocional, con su forma de mostrarse y relacionarse acaba generando en su pareja la aparición de comportamientos dominantes, de superioridad, hostilidad y pocas muestras de afecto. En este caso, como la trasformación de la pareja ha sido adquirida (comportamientos vinculados a la relación y no permanentes en su persona) sí sería perfectamente capaz de tener una relación diferente (sana) con parejas sin dependencia emocional, ya que estas no suscitarían en él dichas respuestas.
Los rasgos principales que buscan las personas con dependencia emocional en sus parejas (si nos fijamos, son los rasgos contrarios a los suyos) son los siguientes, aunque no tienen por qué darse todos:
• Autoestima elevada: Son personas con un auto-concepto positivo, en ocasiones por encima de la media. Se sobrevaloran a sí mismos, y menosprecian al dependiente. Tienden a ser egocéntricos, soberbios y arrogantes.
• Independientes: Son personas que no necesitan necesariamente tener pareja para estar bien ya que son capaces por ellos mismos de disfrutar, sentirse a gusto y valorarse al margen de la opinión externa.
• Rol dominante: Adoptan en la relación de pareja una posición superior, reforzándola a través de comportamientos explotadores, hostiles y despectivos hacia el dependiente. Se muestran fríos, distantes, y con escaso interés hacia la pareja. Aprovechan su estatus superior para descargar sus frustraciones sobre el dependiente, pudiendo incluso recurrir a la violencia física o verbal como humillaciones, menosprecios y otros comportamientos denigrantes.
• “Dureza” y frialdad emocional: Son personas “duras” y frías, esto puede resultar inicialmente atractivo ya que resultan imponentes e inaccesibles pero también conlleva (aunque la persona emocionalmente dependiente no pretendiera esta otra cara de la moneda) que sean personas poco afectuosas y distantes.
• Baja implicación emocional: No se comprometen de una manera entregada, mantienen una cierta distancia y carecen de empatía ya que no suelen ser sensibles a los sentimientos de dolor, tristeza o preocupación de su pareja. Exigen exclusividad y fidelidad, pero para ellos mismos desde su posición dominante no se aplican las mismas normas (se dan frecuentes conquistas o devaneos amorosos con terceros). Son conocedores del intenso miedo a la ruptura de su pareja, lo cual pueden utilizarlo como una baza a su favor.
• Habilidades sociales: Suelen ser personas queridas y valoradas socialmente, con un encanto interpersonal que les lleva a ser populares, ya sea por su carisma, ingenio, sentido del humor, atractivo físico o un conjunto de varias.
6. HÁBITOS PARA SUPERAR LA DEPENDENCIA EMOCIONAL
• Mejorar la autoestima. En la medida en que la persona mejora su relación consigo misma su dependencia emocional disminuye. Al sentir que se tiene más a sí misma ya no necesita tener (¡en exceso!) al otro. Es algo casi matemático: invertir en autoestima es romper los lazos dependientes y limitantes a nivel emocional.
• Aprender a estar bien en solos. Una relación de pareja sana requiere que ambas partes sepan disfrutar de la soledad y sean felices por separado, incluso antes de encontrarse. La relación de pareja no debe ser “algo” para tapar un vacío. En cualquier caso, estar solos nunca debería ser sinónimo de sentirse solos, son cosas distintas. Estar solos (sin pareja) durante alguna etapa no tiene por qué ser malo (de hecho a veces es necesario), sentirse solos sí ya que siempre se vive como algo malo y es eso, precisamente, lo que requiere ser modificado mediante psicoterapia.
• Disminuir la necesidad de agradar a todo el mundo. No se trata de que nos dé completamente igual lo que opine la gente de nosotros pero sí ser selectivos y poner un filtro ya que por encima de las opiniones de los demás debe prevalecer la nuestra propia.¿De quiénes estamos permitiendo que nos influya tanto su opinión sobre nosotros?
• Establecer relaciones equilibradas. Las dos partes deben tener un peso similar o, al menos, proporcional en la relación. Los desequilibrios fuertes en la pareja pasan factura a la larga, siempre. Para conseguir esto es importante mantener una fluida y buena comunicación que permita hablar directamente de lo que no nos gusta, lo que no va bien o lo que nos hace daño con el fin de reconducir la situación y equilibrar la relación. No hay que tener miedo a afrontarlo ni a hablarlo. Muchas veces, el miedo de la persona está en expresar sus propias necesidades por temor (más bien pánico) a que la relación se rompa y sea abandonada. Sin embargo, una mala comunicación fomenta inseguridad y, por tanto, comportamientos aún más dependientes, con lo que el problema, en vez de encararlo, se pospone y agrava.
• Atreverse a escapar de una relación insana. El miedo, nuevamente miedo, a pensar que no vamos a estar con nadie más o que esta es nuestra “última oportunidad” puede llevar a las personas con dependencia emocional a alargar infinitamente relaciones no satisfactorias y que no llenan a la persona. El miedo hace preferir estar mal con alguien a estar solas.