Entrevista a Inés González Carballo, Psicóloga Clínica, para Radio Televisión Castilla y León (RTVCyL) en el programa 'Vamos a Ver', magazine de tarde en directo.
Inés González Carballo, Directora del Gabinete de Psicología I.G.C., analiza diferentes aspectos de la autoestima y cómo tratarlos.
1. ¿QUÉ ES LA AUTOESTIMA?
La autoestima es la valoración que hacemos de nosotros mismos sobre nuestros pensamientos, sentimientos y experiencias que tenemos a lo largo de la vida. La gente siempre comenta lo bien o lo mal que le caen otras personas, pues bien, la autoestima sería algo similar a preguntarnos ¿cómo me caigo yo? o ¿qué opinión tengo de mí mismo?
Cuando hablamos de autoestima, me gusta mucho utilizar la metáfora del árbol. Vamos a imaginarnos un árbol, lo visible y en lo que todo el mundo se fija es en sus hojas, sus flores y sus frutos pero esas hojas, flores y frutos salen de unas ramas que a su vez son prolongaciones de un tronco que a su vez encuentran su fuerza y su sostén en las raíces. La autoestima es a la persona como las raíces a un árbol: no se ve pero todo lo que nace depende de ella.
Por lo tanto, la autoestima es algo tan importante porque no hay nada en nuestra manera de pensar, sentir o actuar que escape a su influencia. Si tengo la autoestima baja, voy a pensar que no soy capaz (componente cognitivo), voy a sentirme inferior (componente afectivo) y voy a actuar en consecuencia (componente conductual).
2. ¿CÓMO SE FORMA LA AUTOESTIMA?
La autoestima se forma sin que nos demos cuenta desde que nacemos y a lo largo de toda nuestra vida, aunque la etapa más importante para su formación es la infancia y adolescencia. Es la etapa más importante porque ahí se crean los primeros vínculos afectivos y los primeros lazos emocionales que, una vez establecidos, nos hacen desarrollar una tendencia mayor a ser repetidos en el futuro (las relaciones que se tendrán con amigos y parejas son, en parte, extrapolaciones de vínculos infantiles). Sin embargo, como no hay un momento exacto de “autoestima” o una asignatura en el colegio llamada “cómo quererme y valorarme”, se nos pasa desapercibido cuidar algo tan importante y tan presente en nuestra vida.
Evolución de la autoestima: La autoestima sigue un desarrollo individual en cada persona que va desde una autoestima completamente dependiente de la opinión de los demás (característica de la infancia), pasando por una autoestima propia pero circunstancial y concreta basada en el momento presente (común de la adolescencia), hasta una autoestima interna, incondicional y atemporal que hace alusión a lo que somos (ideal de la edad adulta). Estas tres fases son secuenciales y progresivas aunque evolucionar de etapa no implica necesariamente dejar cerradas las fases anteriores. El problema viene cuando la autoestima se estanca y no evoluciona (o incluso involuciona –retrocede-) dejando de adecuarse a la madurez y situación vital de la persona. Veamos las tres fases mencionadas:
• Hetero-estima: Me quiero por lo que los demás me dicen que soy o hago (ejemplo: “juego bien al fútbol porque mis padres me dicen que juego bien al fútbol”).
• Autoestima condicionada: Me quiero por lo que soy o por lo que he hecho en un momento determinado (ejemplo: “juego bien al fútbol porque hoy he hecho un buen partido y he marcado un gol”).
• Autoestima incondicional: Me quiero por lo que soy independientemente del entorno y del resultado (ej.: “juego bien al fútbol porque tengo ese talento independientemente que hoy haya hecho un buen o mal partido”).
3. ¿CÓMO SABER SI TENGO ALTA O BAJA AUTOESTIMA?
Principales criterios para determinar si tenemos una autoestima sana o no:
Indicios de baja autoestima:
• Elevada autocrítica. Personas que mantienen un estado habitual de insatisfacción consigo mismas.
• Hipersensibilidad a la crítica externa. Personas con tendencia a sentirse fácilmente atacadas por los demás.
• Indecisión crónica. Dificultad para elegir y tomar decisiones debido a un miedo exagerado a equivocarse.
• Deseo excesivo de agradar. Por miedo a sentirse rechazados/no valorados (les cuesta mucho decir no).
• Perfeccionismo constante. Auto-exigencia por hacer todo lo que se intenta sin un solo fallo.
• Culpabilidad neurótica. Se condenan constantemente, exageran sus errores y nunca se perdonan por completo.
• Hostilidad e irritabilidad. Todo sienta mal, todo disgusta, todo decepciona, nada satisface.
Indicios de alta autoestima:
• No son personas excesivamente autocríticas (suelen estar satisfechas con lo que hacen).
• No son susceptibles ni hipersensibles a la crítica externa (aceptan que los demás pueden opinar de ellos).
• No les cuesta tomar decisiones (meditan, sopesan, pero actúan y no les paraliza el miedo a equivocarse).
• No necesitan agradar a todo el mundo y manifiestan su opinión aunque sea contraria al resto.
• Les gusta hacer bien las cosas pero no son perfeccionistas ni se exigen unos estándares excesivos.
• No se culpan por todo, saben perdonarse cuando hacen algo mal y dan el peso justo a sus errores.
• Su estado anímico es estable, no están de mal humor con otros ya que se sienten a gusto con ellos mismos.
Como vemos, los indicios/criterios de alta autoestima son contrarios a los de baja autoestima, pero, profundizando un poco más, podemos decir que las personas con alta autoestima también se caracterizan por:
Creer en ciertos valores y principios estando dispuestos a defenderlos incluso aunque encuentren oposición, pero siendo capaz de modificarlos si la experiencia demuestra que estaban equivocados; Comportarse según crean más acertado, confiando en su propio criterio, y sin sentirse culpable a pesar de que a otros no les parezca bien su proceder; No perder el tiempo preocupándose en exceso por lo que le haya ocurrido en el pasado ni por lo que le pueda ocurrir en el futuro: aprenden del pasado, proyectan hacia el futuro y viven con intensidad el presente; Son capaces de resolver sus propios problemas y cuando realmente lo necesitan, piden la ayuda de otros; Dan por sentado que son interesantes y valiosos para los demás; No se dejan manipular ni caen en chantajes emocionales; Reconocen y aceptan en ellos mismos diferentes sentimientos y pulsiones así como son también sensibles a los sentimientos y necesidades de los demás.; Disfrutan con una gran variedad de actividades.
4. DATOS
Infanto-juvenil: el 25% de los jóvenes, niños entre 7 y 17 años tienen baja la autoestima. Se sienten inferiores a los demás y reconocen que si pudieran volver a nacer querrían ser otra persona.
Adultos: tan solo 2 de cada 10 adultos se sienten orgullosos de ellos mismos y no cambiarían nada en su vida.
Países desarrollados vs. Países subdesarrollados. Europa, como continente, tiene una media de autoestima baja y España es uno de los países con más baja autoestima de Europa (45% de la población). Este dato ya de por sí llama la atención pero si a esto añadimos que, si miramos a otros continentes, nos encontramos con países como India donde su índice de pobreza es de los más altos del mundo, tan solo el 2% de la población se siente infeliz y tiene deteriorada su autoestima, da que pensar. Esto es así por varios motivos, entre ellos, porque en el primer mundo nos creamos cada vez más “necesidades no necesarias” y necesitamos cubrirlas todas. Nuestra aprobación depende más de lo que tenemos que de lo que somos y todo eso conlleva desvirtuar el sentido vital de la persona.
5. ¿SE PUEDE CAMBIAR NUESTRA AUTOESTIMA?
¡Por supuesto! La autoestima es estable en el tiempo pero la buena noticia es que a pesar de ser estable no es estática, es decir, sí se puede ir modificando progresivamente poco a poco. Desde el momento en el que la autoestima no es algo genético ni determinado antes de nacer, la posibilidad de modificarla existe ya que se encuentra constantemente en continua evolución.
Aunque la etapa más importante de formación de la autoestima es la infancia y adolescencia, eso no quiere decir que sea inmutable, podemos trabajarla para cambiar y redibujar las bases sobre las que se sentó así como reforzarla desde un nuevo posicionamiento de la persona ante sí misma. Desde luego que lo ideal sería una correcta formación en el momento evolutivo propicio para ello (repetimos, infancia y adolescencia) pero la posibilidad de mejora y cambio existe y se ve día a día en las terapias indicadas y focalizadas en ello.
6. PILARES PARA UNA AUTOESTIMA SANA: PAUTAS
• Cambiar el objetivo de ser perfectos por el de ser felices. Si buscamos la perfección nunca nos vamos a aceptar, lo perfecto, por definición, es o inalcanzable o insostenible. Hasta que no asumamos eso, no hay nada que hacer. Queremos ser felices pero muchas veces funcionamos con el objetivo de ser perfectos, ¡es incompatible! Es como si quisiéramos ir de vacaciones al norte pero tomásemos rumbo al sur.
• Hacer una lista de logros: Tus logros, todos. De vez en cuando es necesario parar, sentarse y escribir, nos ayuda a tener presente y reconocer. Lista todas las cosas que sientas haber logrado en la vida, no tiene por qué ser necesariamente premios, sino aquello de lo que te sientes orgulloso y supuso un reto para ti (ej.: me seleccionaron para mi actual trabajo entre otros muchos candidatos, he aprendido a jugar al tenis y he perfeccionado la técnica, conseguí superar mi ruptura de pareja, mis amigos cuentan siempre conmigo, etc.).
• Críticas constructivas sobre uno mismo. Aquellas que son localizadas, concretas y sirven para mejorar, es decir, no culpabilizan, no generalizan, no destruyen (ej.: en vez de “se me ha caído la taza de café, siempre igual, ¡qué torpe soy!” la crítica constructiva podría ser “vaya, se me ha caído la taza de café, para otra vez tengo que ir con menos prisa y más cuidado porque no estaba prestando mucha atención a lo que hacía”).
• Dejar de buscar valoración externa. Nos esclaviza, nos hace dependientes y vulnerables de las opiniones de los demás. No hay que compararse ni buscar la aprobación, buscar aprobación fuera es desaprobarse dentro. Imaginémonos que preguntamos opinión externa de cómo nos quedaría mejor el pelo, seguro que cada persona nos diría un estilo, color, corte o peinado distinto…. ¿Nos pondríamos el pelo cada día de una manera solo para gustar a cada persona? Obviamente no, pero en otras situaciones (no tan visibles) sí nos dejamos influir de esa manera como cuando damos más peso a los comentarios, críticas, halagos u opiniones de los demás en vez de preguntarnos y quedarnos con los nuestros. La opinión externa es cambiante y variable, la interna no.
• Atreverse a ser uno mismo y desarrollar nuestro potencial. Tan solo una simple pregunta: ¿Qué haríamos si no tuviéramos miedo? Cada persona tiene ahí su respuesta…
• Quejarse menos. A veces se cae en la queja como mecanismo de “desahogo” o para promover que los demás nos ayuden o nos echen una mano pero la realidad es que la queja continua nos devuelve una imagen de nosotros mismos cargada de pesimismo y derrotismo. Esto ocurre de manera encubierta pero finalmente acaba pasando factura.
• Vivir experiencias únicas. Hay que atreverse, romper moldes, hacer lo que queremos y ¡no demorarlo más! Las situaciones diferentes nos aportan novedad, nos sacan de la rutina, nos hacen más plásticos a nivel neuronal e incrementan niveles de felicidad en nuestro cuerpo.
• Buenas compañías: Somos la media de las 5 personas con las que más nos relacionamos, por lo tanto, hay que cuidar el entorno en el que nos movemos y distinguir qué relaciones o compañías merecen la pena y cuáles no la merecen. Ser selectivos es fundamental para ser felices y sentirnos bien. No todo el mundo merece nuestro tiempo ni nuestra atención.
• Regalarse tiempo. Elige actividades que te hagan sentir bien. Lo más valioso que existe no es el dinero, es el tiempo. De hecho, ¿para qué queremos el dinero? Para sentarnos en el sofá de casa y tener una cuenta millonaria en el banco seguro que no. Con dinero compramos “cosas” que nos hacen vivir experiencias que, en definitiva, son “tiempo” que decidimos utilizar de una determinada manera. Podemos empezar por aprovechar más el tiempo que tenemos de tal forma que nos enriquezca por dentro. No esperemos a tener ese dinero, el tiempo es tiempo para todos.
• Tener paciencia: La autoestima no es como el estado de ánimo que puede variar en función de circunstancias concretas y temporales, modificar nuestra autoestima requiere de un proceso y un trabajo continuado para ser efectivo y permanente. Las sorpresas y situaciones felices de alto impacto modifican nuestro estado de ánimo, pero no nuestro nivel de autoestima, no hay que confundir ambos. Pensemos en una roca, si viene una ola, por muy fuerte que venga,no daña a la roca. Ahora pensemos en una gota cayendo durante años en esa roca, a pesar de ser “tan solo una gota” es capaz de erosionar la roca y tallar en ella una nueva forma. La autoestima se debilita o fortalece de esta forma.