Entrevista a Inés González Carballo, Psicóloga Clínica, para Radio Televisión Castilla y León (RTVCyL) en el programa 'Vamos a Ver', magazine de tarde en directo.
Inés González Carballo, Directora del Gabinete de Psicología I.G.C., analiza diferentes aspectos de la ansiedad y cómo tratarlos.
1. ¿Qué es la ansiedad?
La ansiedad es una emoción normal en el ser humano y a la vez es un mecanismo adaptativo que nos permite estar alerta ante sucesos que son nuevos, intensos o amenazantes. Se trata de una respuesta natural, que prepara al cuerpo para reaccionar ante una situación de emergencia, por lo tanto, tiene una función muy importante relacionada con la supervivencia. Es importante distinguir entre:
- Ansiedad normal: se presenta ante estímulos reales o potencialmente reales y la reacción es proporcional en tiempo, duración e intensidad. (Una persona que va a una entrevista de trabajo, un estudiante antes de presentarse a selectividad, una pareja ante los preparativos de su boda, etc.)
- Ansiedad patológica: interfiere con el funcionamiento cotidiano de la persona. En estos casos, la ansiedad se presenta de manera muy intensa, desproporcionada respecto a la situación, continuando más allá de la misma y, en muchas ocasiones, en ausencia de peligro real (estímulos imaginarios o inexistentes), es decir, deja de ser una emoción adaptativa. “Miedo al miedo”
2. Diferencia entre ansiedad y miedo.
Muchas veces se confunde la ansiedad con el miedo. Podemos ver en qué se diferencian claramente con el siguiente ejemplo:
- Si una persona va paseando tranquilamente por la calle y le atracan, se va a sentir asustada e indefensa, probablemente se quedará en shock, no sabrá bien cómo reaccionar, ¿no? Bien, eso es miedo. El
miedo es una emoción que se expresa ante un peligro real, presente e inminente. “Amenaza externa”.
- Sin embargo, si esa persona va por una calle poco transitada, de madrugada y en la cual se han producido varios atracos recientemente, muy probablemente irá agarrándose el bolso, mirando de reojo o incluso con el móvil de la mano por si tuviera que hacer una llamada rápidamente. Eso es ansiedad normal, adaptativa. La ansiedad adaptativa es una emoción que se expresa ante la anticipación de un peligro potencial real, es una expectativa real futura. “Amenaza interna”.
- Ahora bien, si esa persona va paseando tranquilamente por una calle céntrica y concurrida de la ciudad mientras su continuo pensamiento es “me van a robar, seguro que alguien se acerca y me quita la cartera sin que me dé cuenta o, quizás, me peguen un empujón y se lleven mi bolso… esa gente me está mirando, seguro que planean una forma de atracarme, etc.” eso es ansiedad patológica. La ansiedad patológica es una emoción que se expresa ante la anticipación de un peligro no real, es una expectativa futura inexistente. “Amenaza interna imaginada”.
3. ¿Cómo sé si tengo ansiedad? Síntomas
No todas las personas tienen los mismos síntomas, ni éstos la misma intensidad en todos los casos, de hecho a la ansiedad a veces se le llama “la gran impostora” ya que adopta sintomatología muy variable capaz de simular diferentes problemas físicos o psíquicos (especialmente en los ataques de pánico). Cada persona, según su predisposición biológica y/o psicológica, se muestra más vulnerable o susceptible a unos síntomas o a otros, sin embargo, todos los trastornos de ansiedad tienen una característica en común: el temor o la preocupación persistentes y excesivos en situaciones que no son amenazantes.
Aprovechando que acaba de ser la Eurocopa, imaginémonos al futbolista de una selección que tenga ansiedad. Cascada de sintomatología emocional, física, cognitiva, conductual y relacional:
- Unos días antes del partido se sentiría inquieto, agobiado, inseguro, intranquilo, en estado de alerta.
- El mismo día del partido, unas horas antes de comenzar, se intensificarían esos síntomas y aparecerían también los físicos (taquicardia, palpitaciones, opresión en el pecho, falta de aire, temblores, sudoración, molestias digestivas, rigidez muscular, cansancio, parestesias, sensación de mareo, etc.)
- Unos minutos antes del partido, cuando el entrenador les estuviera hablando en los vestuarios, a los síntomas anteriores se sumarían: dificultades de atención, concentración y memoria, preocupación excesiva, expectativas negativas, pensamientos distorsionados, susceptibilidad, sobrevalorar detalles negativos (el entrenador le ha mirado menos a los demás… eso es que no confía tanto en él, etc.)
- Al entrar al terreno de juego, arrastraría todos los síntomas antes citados y añadiría bloqueos, torpeza, dificultad para hacerse con el balón, comportamientos impulsivos (riesgo de tarjeta), irritabilidad con sus propios compañeros, etc.
- Si esto continuara y no lo consiguiera frenar, aparecería sensación de extrañeza o irrealidad, temor a perder el control o, incluso, si la ansiedad derivase a un ataque de pánico surgiría el miedo a morir o volverse loco.
4. Prevalencia (datos)
- La ansiedad es el trastorno mental más prevalente. Entre el 20 y el 25% de la población padece, ha padecido o padecerá un trastorno de ansiedad. Sin embargo, si nos referimos solo a síntomas y no a trastorno entonces todo el mundo ha tenido, tiene o tendrá ansiedad en algún momento de su vida. La cuestión aquí es la frecuencia e intensidad con la que se produce así como el grado de interferencia en su vida.
- La Organización Mundial de Salud considera que la ansiedad cuando se da de manera prolongada y sin tratamiento (aunque sea adaptativa) puede derivar en diferentes cuadros clínicos (Trastorno de ansiedad generalizada, Fobia Social, Fobia específica, Trastorno de pánico, Agorafobia, etc.)
- La ansiedad afecta a más mujeres que a hombres (60% frente a 40%). Explicación biológica y evolutiva, las emociones cumplen una función adaptativa mayor en la mujer que en el hombre.
5. ¿Cómo afecta el verano y las vacaciones a las personas con ansiedad?
- En población infanto-juvenil la ansiedad tiende a disminuir. Los mayores estresores en estas edades tienen mucho que ver con el rendimiento académico y la presión escolar por lo que el verano es a menudo un respiro y disminuye su ansiedad.
- En población adulta encontramos dos tendencias divididas: Las personas con ansiedad reactiva (provocada por factores externos) bajan ansiedad ya que las vacaciones, al igual que en la población infanto-juvenil suelen ser una parada de actividad y un trabajo menos intenso. Sin embargo, en personas con ansiedad endógena, (interna,angustia), suben ansiedad ya que esa parada de actividad no les viene bien pues necesitan tener su tiempo ocupado para no pensar y no sentir lo que les preocupa.
- Por otro lado, hay que recordar que existen ansiedades específicas de la época estival. Personas que tienen miedo a viajar, les genera ansiedad los cambios de ambiente y salir de la rutina; ansiedad por frecuentes discusiones con la pareja (en verano es cuando se produce el mayor número de rupturas de pareja ya que es cuando más tiempo se pasa juntos y eso saca a relucir incompatibilidades), etc.
- El verano se suele tomar a menudo como punto de inflexión para pensar. La mayor calma en vacaciones es responsable de hacer pensar y plantearse cosas que en el día a día no da tiempo y se posponen. Suele ser cambios de rumbo en la vida profesional o personal, planteamientos económicos, decisiones familiares, etc. ligadas a ansiedad.
6. Herramientas prácticas para el día a día
Antes de nada es importante dejar claro que la ansiedad patológica (o la ansiedad adaptativa cuando es mantenida largo tiempo) puede derivar en diferentes cuadros clínicos. Las pautas o herramientas que damos a continuación son solo para síntomas generales de ansiedad, no para estos trastornos, en cuyo caso se hace necesario acudir a un profesional donde se lleve a cabo un tratamiento de psicoterapia específico.
El objetivo de la terapia no es eliminar necesariamente toda la ansiedad, sino aumentar la tolerancia a esta, es decir, la capacidad de experimentar ansiedad y emplearla como una señal para investigar el conflicto subyacente que la ha creado. Para entender por completo la ansiedad de un paciente concreto hay que relacionarla con aspectos evolutivos, investigar exhaustivamente los posibles desencadenantes.
A) Reordenar prioridades.
¿Qué hacemos con nuestro tiempo?, ¿Cuántas cosas hacemos a lo largo del día que son prescindibles? Hay obligaciones que no se pueden salvar pero otras nos las imponemos nosotros. Es importante responsabilizarnos solo de lo que nos corresponde y, por lo tanto, dejar de responsabilizarnos de lo que no corresponde.
La ansiedad sirve muchas veces para quejarnos y colocar fuera de nosotros nuestra preocupación.
Si una persona dedica mucho tiempo diario a una actividad, la que sea (por ejemplo leer revistas) pero luego se queja de no tener tiempo para otras cosas, una de dos, o reduce/elimina el tiempo dedicado a esa actividad o reordena sus prioridades de tal forma que la de cabida pero aceptando que otras cosas en su día se quedarán in hacer.
B) Marcar objetivos posibles de alcanzar.
Cuando las metas son utópicas la ansiedad es una constante en nuestra vida. No se trata de ser poco ambiciosos sino de escalonar las metas y concedernos tiempo para alcanzarlas, es decir, ponernos plazos.
C) Invertir tiempo en uno mismo.
- La regla de una hora al día y medio día a la semana para uno mismo. ¡Es posible! Otra cosa es que haya que sacrificar algo que no nos apetece (madrugar algo más, restar tiempo del móvil, etc.)
D) Ralentizar.
Bajar el ritmo siempre que se pueda y en especial durante el fin de semana. Se trata de vivir más lentamente y centrarse en el presente porque sin anticipación no hay ansiedad (una persona con ansiedad nunca vive en el presente, vive proyectando preocupaciones futuras). Se puede hacer la prueba y estar un par de horas haciendo todo más lento, a un ritmo mucho más tranquilo. La ansiedad genera velocidad en el cuerpo así que si deceleramos el ritmo disminuimos la ansiedad.
E) Expresar sentimientos.
¿Por qué? La ansiedad es como un volcán, saca de golpe lo que no se ha ido dosificando progresivamente. Si gestionamos mejor nuestros sentimientos expresándoles más, ese volcán no entraré en erupción tan a menudo.
F) Prestar atención y cuidar el estilo de vida.
Cuando la ansiedad es una constante se tiende a desatender diferentes aspectos de nuestra rutina diaria como el tiempo sueño (se trasnocha más para “hacer más cosas”), el tipo de alimentación (más rápida y menos natural), la práctica de ejercicio físico (más escasa), el consumo (o mayor consumo) de café, tabaco, alcohol, etc. No es que estos patrones por sí mimos generen ansiedad pero sí impiden salir del bucle ansioso ya que refuerzan un estilo de vida rápido y poco sano, algo íntimamente ligado con la ansiedad.
G) No buscar salidas rápidas (consumo de ansiolíticos, etc.).
Igual que cuando una persona quiere estar en forma no es cuestión de ir un día al gimnasio, controlar la ansiedad implica un cambio en los patrones de vida. Un cambio que es compatible con tener una vida activa y dinámica pero sin agobios ni presión.